FOTOGRAFÍA: Hendrerit felis nisl
Martin von Hildebrand y Wade Davis se reencontraron para seguir los pasos del botánico Richard Evan Schultes por la selvas y ríos de la Amazonía colombiana. Viaje documentado en El Sendero de la Anaconda, en cines desde el 27 de junio.
Para algunos pueblos indígenas, la humanidad nació en las bocas del río Amazonas, exactamente en el océano Atlántico. Desde allí, las Anacondas ancestrales emprendieron el recorrido por el río Amazonas y por el río Pirá Paraná hasta los lugares que les fueron asignados para habitar. En el recorrido, los diversos grupos étnicos dejaron su forma de Anacondas y se transformaron en hombres. Este viaje, relatado por los mayores, es la inspiración del documental El Sendero de la Anaconda.
El documental, dirigido por Alessandro Angulo, narra el retorno de Martin von Hildebrand y Wade Davis a las comunidades de la cuenca del río Apaporis, en la Amazonía colombiana, así como la evolución de la batalla indígena por proteger la selva. El río Apaporis es uno de los largos ríos amazónicos, un afluente del río Cauquetá, que baña los departamentos de Guaviare, Caquetá, Vaupés, y Amazonas. Su cuenca es hogar de varias comunidades indígenas, entre esas las que habitan el resguardo parque de Yaigojé Apaporis como las etnias Tuyuca, Macuna, Tanimuka, Letuama, Cabiyari, Barazano, Yujup Maku y Yauna. Wade Davis estudió antropología en Harvard, bajo la tutoría del profesor Richard Evans Schultes, el etnobotánico que se adentró en la Amazonia colombiana en 1941 con el fin de explorar e investigar plantas medicinales y alucinógenas, y el conocimiento que poseían de ellas las comunidades indígenas que habitaban la región. Davis vino por primera vez a Colombia en los años setenta para acompañar a Timothy Plowman, otro discípulo de Schultes, en un recorrido desde la Sierra Nevada hasta los rincones más lejanos de Amazonas, con el objeto de recolectar plantas y estudiar la importancia cultural de la hoja de coca para las comunidades indígenas. Ese primer viaje de Davis sería el primero de muchos, algunos de los cuales realizaría con Martín.
Fotografía: Hendrerit felis nisl
Por su parte, el interés de Martín por la Amazonía tiene origen en un primero viaje que realizó durante seis meses atravesando la selva a remo desde Mitú a Leticia: “En ese viaje entré en contacto con comunidades que no hablaban una palabra en castellano, nos comunicábamos a través de abrazos y sonrisas”, cuenta Martin. No obstante, en la mitad del camino, en el río Mirití Paraná, Martín no encontró más gente, pues estaban en los campamentos de cauchería siendo explotados por foráneos. “Le pregunté a un viejo por qué seguían trabajando allí, me contestó que debía una máquina de coser que había adquirido hace 35 años para su mujer, seguía trabajando extrayendo caucho para saldar la deuda, aunque esta jamás estaría saldada”, relata. Desde ese punto, Martín se comprometió con las comunidades amazónicas para ayudarlos a evitar este tipo de injusticias.
Fotografía: Hendrerit felis nisl
Como parte fundamental de la tarea por defender los derechos de los pueblos indígenas amazónicos, Martín von Hildebrand fundó Gaia Amazonas: una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo proteger la diversidad cultural y biológica de la Amazonía, a través del acompañamiento a diferentes comunidades en el fortalecimiento de su gobernanza. Desde Gaia Amazonas hemos apoyado a varios pueblos indígenas en las gestiones necesarias para la conformación del Resguardo unificado de la Selva de Matavén en Vichada (2003), así como en la ampliación de los Resguardos Indígenas Yaigojé Apaporis en Amazonas (1998), Monochoa y Aduche en Caquetá y Amazonas (2004) y Nonuya de Villazul, Mirití Paraná (2009)” y más recientemente en la constitución del Parque Nacional Resguardo Yaigojé-Apaporis (2018). Cuando Alessandro Angulo, director del documental, escuchó la historia de Martín y Wade durante un café, supo que era necesario contarla, no solo por lo interesante de la misma, sino porque es importante mostrar esa Colombia que poco se conoce. En total fue un mes de grabación que inició en un viaje por tierra desde Bogotá hasta San José del Guaviare. Allí, a bordo de un antiguo DC3, avión que ha sobrevolado estas selvas por casi un siglo, llegaron hasta el municipio de La Pedrera, en el departamento del Amazonas, a orillas del río Caquetá. En lanchas cargadas de combustible, remontaron primero el río Pacatá, luego el Mirití-Paraná, el Pirá-Paraná y, finalmente, el gran río Apaporis antes de volar hacia el Parque Nacional Natural Chiribiquete.
El documental, en palabras de Wade Davis, “narra el pasado de esta inmensa región y su presente vibrante y esperanzador gracias a los Acuerdos de Paz, pero también abre una ventana a un futuro incierto en el que las comunidades que habitan la zona luchan por detener la galopante deforestación que cada año arrasa más de 200.000 hectáreas de bosque”.