FOTOGRAFÍA: Camila Ardila - Fundación Gaia Amazonas
Las Canoítas son encuentros locales transnacionales donde los pueblos indígenas separados por fronteras geopolíticas se encuentran para intercambiar visiones sobre su territorio y crear acuerdos.
Siete años después del último encuentro transfronterizo local, que tuvo lugar entre los pueblos indígenas de la cuenca del río Tiquié que habitan a ambos lados de la frontera entre Colombia y Brasil, las Canoítas vuelven a navegar entre estos dos países.
Las Canoítas o Canoinhas, por su nombre en portugués, son encuentros para la cooperación transfronteriza a nivel local. En ellas se reúnen varios pueblos indígenas que comparten una cuenca, lengua y/o cultura y cuyo territorio está en ambos lados de fronteras geopolíticas. El objetivo de las Canoítas es fortalecer la conectividad del bosque en sus tres dimensiones: ecosistémica, social y cultural. Porque si algo está claro es que el territorio es uno y las fronteras geopolíticas en el bosque tropical más grande y biodiverso del planeta no deberían ser límites para protegerlo.
La primera Canoíta del 2024 tuvo lugar en Bellavista de Abiyu (Vaupés, Colombia), donde se dieron cita los pueblos indígenas tukano, desana, tuyuka, hupda, yebamasã de la cuenca del río Tiquié que comparten la frontera entre Colombia y Brasil, entre el 16 y el 20 de mayo. Por su parte, entre el 25 y el 29 de julio en Jerusalém (Amazonas, Brasil) tuvo lugar la segunda Canoíta del año, en donde se encontraron los pueblos baniwa, curripaco y ñamepaco que habitan la cuenca del río Isana a ambos lados de la frontera colombo-brasileña.
Territorios participantes de Canoitas del río Tiquie
Las CANOAs (Cooperación y Alianza en el Norte y Oeste Amazónico) y Canoítas nacieron en el año 2002 como encuentros transfronterizos y de intercambio que reúnen a la vez a organizaciones indígenas y de la sociedad civil de Brasil, Venezuela y Colombia. Al contrario que las Canoítas, las CANOAs son espacios regionales en donde se encuentran una gran diversidad de pueblos que comparten la Amazonía, más allá de si sus territorios colindan o no directamente, o de su afinidad cultural. Estos espacios permiten entender la región como una única selva conectada a través de la diversidad de sus habitantes.
Tanto las CANOAs como las Canoítas se desarrollan en el noroeste de la Amazonía. Aquí, como en otras áreas amazónicas, los pueblos indígenas, a partir de sus sistemas de gobierno, conocimiento y de manejo del territorio, han logrado mantener la conectividad ecosistémica, social y cultural. A pesar de las fronteras, esta área hace parte del bosque continuo mejor conservado de todo el bioma amazónico.
Estos dos tipos de encuentros son, en sí mismos, el resultado del relacionamiento de larga data entre las organizaciones y gobiernos indígenas de los territorios. En el caso de las dos Canoítas celebradas este año entre Brasil y Colombia, las organizaciones que acompañamos fuimos el Instituto Socioambiental – ISA, de Brasil y la Fundación Gaia Amazonas, de Colombia.
¿Para qué encontrarse?
“Este tipo de espacios son importantes porque ahí las comunidades comparten sus deseos en lo que respecta al fortalecimiento de la convivencia y del territorio”, así lo explica Aelson da Silva Gomes, vicepresidente de la Organização indígena Koripako do Alto Içana (OIKAI) del lado brasilero de la cuenca del río Isana.
Esta es la fortaleza de estos encuentros transfronterizos, son espacios para intercambiar conocimientos y compartir los propósitos y metas de los territorios indígenas según lo plasmado en sus planes de vida, del lado colombiano, y en sus Planos de Gestão Territorial e Ambiental (PGTAs), del lado de Brasil. Al dar como resultado una visión panorámica, la Canoíta es un escenario de coordinación binacional para que sus apuestas vayan más allá de sus territorios reconocidos por los Estados, ya que el territorio es uno y está interconectado. Como lo expresa Milena Joaquín, de la comunidad de Camanaos del Territorio Indígena Unido de los ríos Isana y Surubí, conocido como TIURIS, del lado colombiano de la cuenca del río Isana: “La Canoíta es una manera de fortalecer las culturas que compartimos. El encuentro nos sirve para identificar las problemáticas del territorio y para buscar posibles soluciones”.
Harbey Hernández, representante legal de TIURIS
Como lo describió Harbey Hernández, representante legal de TIURIS: “Valorar el sistema de conocimiento y el territorio que compartimos como pueblo, independientemente de que seamos de diferentes países, es necesario para protegerlos”. Esto es la conectividad cultural, que los sistemas de conocimiento, a pesar de las políticas estatales que se aplican a cada lado de la frontera, sigan vivos para mantener los territorios conectados en su dimensión ecosistémica y, sobre todo, que se transmitan de generación en generación.
La perspectiva intergeneracional es transversal a estos encuentros transnacionales. El intercambio de diagnósticos y experiencias de cada lado de la frontera respecto a la pesca, las economías locales, la educación, salud o el agua, por ejemplo, se hace pensando en qué podrán disfrutar las futuras generaciones dependiendo de las acciones que se tomen, o las que no. El objetivo para los pueblos indígenas que se reúnen es, como lo ilustró Harvey Hernández, “pensar como el único pueblo que somos y organizarnos. Tenemos territorio, energía y conocimiento para garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar del territorio que nos heredaron nuestros ancestros”.
Territorios participantes de Canoitas TIURIS
La participación de la juventud es imprescindible en la creación de lazos entre las otras comunidades participantes, para conocer de primera mano las preocupaciones de los adultos y para ser parte de las soluciones. “Algo muy importante que noté en esta Canoíta [Isana] fue la participación de las mujeres y de la juventud”, así lo remarcó Aelson da Silva Gomes. Además de diferentes delegaciones, entre ellas las de mujeres, en las Canoítas se encuentran los gobiernos indígenas, del lado colombiano, y las asociaciones de autoridades indígenas y las organizaciones indígenas, del lado brasilero de la frontera.
Así, la conectividad sociocultural de las cuencas se traduce en acuerdos que a su vez tienen un impacto directo en la salud ecosistémica del territorio. En ambas Canoítas la conclusión fue la necesidad de trazar un plan de manejo integral de las respectivas cuencas compartidas: la del río Tiquié y la del río Isana. “Creo que los encuentros de la Canoíta son el ambiente adecuado para plantear este tipo de escenarios en los que nos necesitamos mutuamente, respetando las realidades de las diferentes comunidades y subregiones y los conocimientos que hay allí para el manejo del mundo”, así lo expresó Domingo Barreto, asesor de la FOIRN y de las Asociaciones de Tribus Indígenas del Alto Tiquié – ATRIART-, durante la Canoíta de Tiquié.
Estas estrategias de manejo compartido son claves para que, desde el trabajo en red entre varios actores, se puedan motivar acciones conjuntas de protección del bosque más extenso y mejor conservado del planeta, partiendo del reconocimiento y valor de los sistemas de conocimientos de los pueblos indígenas que allí habitan.