Fotografía: Juan Gabriel Soler
Estudio reúne evidencia concreta y medible sobre el papel de los Territorios Indígenas y las Áreas Naturales Protegidas Amazónicas en la regulación del clima del planeta.
Un nuevo estudio de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) en alianza con el centro de investigación Woods Hole Research Center (WHRC), y la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) revela que los Territorios Indígenas y las Áreas Naturales Protegidas almacenan el 58% del carbono vivo de la Amazonía, probando así su importancia en la regulación del clima.
Un equipo de 19 investigadores de los países amazónicos, estudió cómo ha ido cambiando el almacenamiento de carbono en la Amazonía durante 18 años. Gracias a las imágenes del sensor MODIS, combinadas con mediciones realizadas en campo, calcularon las variaciones de almacenamiento que ocurrieron dentro o fuera de los territorios protegidos.
El estudio además contó con el acompañamiento de representantes indígenas de los nueve países amazónicos, organizados en COICA. Los investigadores buscan que los pueblos indígenas vean en los resultados del estudio una herramienta para participar de manera más contundente en las discusiones sobre la lucha contra el cambio climático. Pérdida y ganancia de carbono: La transformación de los bosques.
En los nueve países de la Amazonía hay 3.344 Territorios Indígenas y 522 Áreas Naturales Protegidas. La suma de todas estas tierras, entre áreas ya reconocidas o aún en fase de demarcación, revela que el 52% de la Amazonía se encuentra bajo algún tipo de protección, y que allí se encuentra el 58% de toda la biomasa, almacenando 73 mil millones de toneladas de carbono.
Fuente: RAISG/WHRC/EDF Descargar los datos Creado con Datawrapper
Sin embargo, el análisis hace un balance de las pérdidas y ganancias de biomasa en el periodo 2003-2016, e indica que los bosques perdieron 3.400 millones de toneladas de carbono, una cifra que duplica la ganancia o captura con 1.200 millones de toneladas para el mismo periodo. Este resultado prende las alertas sobre la gestión los bosques en los países amazónicos, ya que hay una pérdida creciente de carbono y la captura no es suficiente. Debido a la deforestación, la quema y la degradación de los bosques nativos, el stock de carbono se está liberando, literalmente, al aire.
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Además, y aunque el 87% de los Territorios Indígenas están formalmente protegidos, sobre una cuarta parte de ellos (24%) hay superposición de áreas mineras y petroleras. Este escenario, influenciado por los recientes acontecimientos políticos, es más acentuado en Brasil, Colombia y Venezuela. La degradación: El enemigo silencioso de la Amazonía
Comúnmente, los objetivos de monitoreo de la pérdida de la cobertura forestal se centran casi por completo en combatir la deforestación. Sin embargo, el estudio de la RAISG, WRC y la COICA innovó al mapear la degradación, es decir, la pérdida de densidad forestal en la Amazonía: una de las mayores causas de emisión de carbono. Para Cícero Augusto, autor del estudio y coordinador de geoprocesamiento en el Instituto Socioambiental de Brasil, “capturar la dinámica de la degradación es muy importante para mostrar cómo avanza la pérdida de carbono dentro de los territorios indígenas y las áreas protegidas”.
¿Por qué? Una vez degradado, el bosque se vuelve más susceptible a los incendios, lo que puede conducir a una pérdida aún más rápida de las reservas de carbono en el futuro. De hecho, en la Amazonía, el 47% de las emisiones provienen de la degradación, y contrario a la tendencia de pérdida acelerada que se da en tierras sin protección, los Territorios Indígenas y las Áreas Naturales Protegidas sufren más por la degradación que por la deforestación.
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La importancia de reconocer la labor de los pueblos indígenas
En los Territorios Indígenas y las Áreas Protegidas, la pérdida de carbono fue solo del 10%. Además, de todas las categorías investigadas, los Territorios Indígenas son los únicos que evidencian ganancia o almacenamiento de carbono, cumpliendo un papel fundamental en la regulación del clima. A propósito, Carmen Josse de la Fundación Ecociencia en Ecuador y una de las autoras del estudio dice que “esto es reconocer que efectivamente son los guardianes de estas reservas de carbono y no están obteniendo los recursos necesarios para hacer este trabajo”.
“Como las comunidades indígenas y locales valoran las bases de recursos diversificadas que les permiten evitar la dependencia de los mercados para su subsistencia, sus prácticas de uso de la tierra tienden a ser más holísticas, combinando el conocimiento tradicional con perspectivas modernas de uso sostenible. Los indígenas y las comunidades locales también protegen sus tierras de maneras más efectivas” dice el estudio.
Los debates sobre cómo evitar el calentamiento global deben abordar el tema de la tenencia y regulación de la tierra y los derechos sobre ella. Los investigadores sostienen que si bien se habla mucho sobre la creación de proyectos para prevenir la deforestación, la implementación en el campo no siempre es fácil. “Desafortunadamente, los pueblos indígenas, que manejan y conservan mejor los bosques gracias a sus prácticas ancestrales, son los primeros afectados por la pérdida del bosque y el aumento de las emisiones de carbono, ya que los eventos climáticos afectan los recursos que son fundamentales para su calidad de vida. Ahora deben enfrentar no solo políticas adversas y amenazas de invasores y colonos, sino también los efectos del cambio climático”, señala Sandra Ríos, especialista del Instituto del Bien Común en Perú.