Fotografía: Sergio Bartelsman
Además de garantizar el alimento de los pueblos indígenas, los Sistemas Alimentarios Indígenas Amazónicos (SAIA) se basan en una lógica de intercambios armoniosos que contribuyen al balance ecológico del territorio y mantienen la vida de la selva amazónica.
Los Sistemas Alimentarios Indígenas Amazónicos no solo le apuntan a resolver necesidades materiales, también son Sistemas de Uso de la Biodiversidad, ya que involucran prácticas, conocimientos y comportamientos que están estrechamente vinculados con el funcionamiento de los ecosistemas y todas las formas de vida que cohabitan en el territorio.
En este sistema, las prácticas agroforestales para obtener los alimentos se complementan con prácticas rituales para mantener el equilibrio del territorio. Las primeras incluyen actividades como la horticultura, cacería, recolección de frutos silvestres y pesca; mientras que las segundas incluyen la curación, la prevención, las restricciones alimenticias, la recitación de rezos, la narración de historias de origen, la veda a ciertas especies según un calendario ritual, la prohibición de ciertos sitios de importancia cultural y la celebración de grandes ceremonias rituales. Ambas prácticas hacen parte de lo que los pueblos indígenas de la Amazonía denominan como el Manejo del Mundo.
Uno solo con el medio ambiente
Lo que en occidente llamamos Medio Ambiente, es entendido por los pueblos indígenas amazónicos como el mundo, un sistema vivo que los sostiene y del cual hacen parte, junto con la flora, la fauna y todos los seres visibles e invisibles. De allí que la naturaleza se entienda desde lo cultural y su manejo, dependa de una compleja organización social que distribuye identidades étnicas, territorialidades y responsabilidades en el manejo del ecosistema, y al mismo tiempo, vincula grupos étnicos. Por ejemplo, por origen mítico, a cada grupo étnico le corresponden ciertas semillas, así como conocimientos chamánicos específicos, técnicas de cacería y pesca que, en conjunto, protegen la biodiversidad de la Amazonía.
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Otro ejemplo es la chagra, que contribuye a la nutrición y diversidad del bosque amazónico a través del trueque de semillas que realizan los diferentes grupos étnicos de la Amazonía por parentesco e intercambio matrimonial. Los SAIA se basan en un principio de reciprocidad en el que la naturaleza y los seres humanos y espirituales se relacionan y benefician. Además, contribuyen a una dieta abundante y sostenible que se sustenta en 104 especies cultivadas, 46 especies de peces y al menos 9 de fauna proveniente de la caza, más una impresionante variedad de hongos, insectos y bayas.
Estos Sistemas pueden ser una de las soluciones para enfrentar el cambio climático bajo el enfoque de un trato respetuoso y armonioso con la naturaleza. Es por eso, que la soberanía alimentaria para los pueblos indígenas amazónicos no se limita a su derecho legítimo, a decidir qué cultivar, cómo cultivarlo o consumirlo, también es preservar la transmisión de las prácticas y conocimientos tradicionales que hacen de la Amazonia una región biodiversa y resiliente.