FOTOGRAFÍA: Juan Gabriel Soler
La Amazonía es mucho más que el departamento del Amazonas. Es un complejo biocultural de 6 departamentos al extremo sur de Colombia, que abarca 48 millones de hectáreas y representa el 43% del territorio nacional. A pesar de ser reconocido por sus altos índices de biodiversidad y de tener 9 millones de hectáreas de Áreas Naturales Protegidas, el 50% del bioma se encuentra amenazado por la minería, la explotación petrolera, la construcción de infraestructura y los nuevos actores ilegales que ingresaron en el periodo del pos-acuerdo.
Las comunidades indígenas amazónicas se vincularon a esta acción legal a través de seis AATI – Asociaciones de Autoridades Tradicionales Indígenas- quienes presentaron un documento de intervención en el marco de la tutela. En este, los pueblos proponen el reconocimiento pleno de sus competencias como autoridades ambientales para consolidar la gobernanza local y estatal en toda la Amazonía:
“Como lo hemos demostrado, la deforestación en la Amazonía, ámbito territorial de nuestra vida, vulnera y amenaza nuestros derechos fundamentales, afectando directamente la integridad territorial, los sistemas de autoridad, gobernabilidad y control social, la seguridad alimentaria y los valores culturales y espirituales nuestros, ya que en muchos casos los lugares en los cuales se realizan actividades motoras de la deforestación son parte de nuestros espacios sagrados, conformando una unidad ecosistémica que, de ser fraccionada, alteraría gravemente nuestras posibilidades de vida presentes y futuras”.
Además, demuestran que su conocimiento ancestral ha sido fundamental para relacionarse de manera ordenada y sana en este territorio:
“El Conocimiento-Palabra Curativo de los Sabedores Jaguares de Yurupari condensa el conocimiento sagrado que desde el origen nos fue dado para cuidar el territorio y la vida, se manifiesta por medio de los sistemas de sitios sagrados, los conocimientos para su manejo, elementos y plantas sagradas, rituales, danzas y oratorias”.
El fallo indica que la conservación del bioma es una obligación nacional y global: “sin ambiente sano, los sujetos de derecho y los seres sintientes en general no podremos sobrevivir, ni mucho menos resguardar esos derechos, para nuestros hijos ni para las generaciones venideras. Tampoco podrá garantizarse la existencia de la familia, de la sociedad o del Estado”.
La Corte Suprema exige la construcción de un Pacto Intergeneracional por la Vida del Amazonas Colombiano–(PIVAC) que elimine las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) y le pide a los municipios de la Amazonía que incorporen componentes de conservación y cero deforestación en sus planes de Ordenamiento Territorial (POT). Además, las Corporaciones Autónomas Regionales deberán presentar en menos de cinco meses un plan de acción contra la deforestación.
Para Francisco Von Hildebrand, Director de Gaia Amazonas, “lo que más se destaca del fallo es que empieza a reconocer la responsabilidad intergeneracional en la protección del medio ambiente. Más allá de un acto político, esto es un pacto social por la conservación de la diversidad cultural y biológica de la Amazonía”.
Este gran paso en materia legal, impulsa los procesos de fortalecimiento organizativo y de gobernanza cultural y territorial para los pueblos indígenas amazónicos. La Fundación Gaia celebra este importante suceso y continuará trabajando por la conservación de la diversidad étnica y biológica del territorio.
Fotografía: Juan Gabriel Soler
La protección del patrimonio cultural y ambiental de la nación dependen en gran medida de darle vida a esta norma. Es fundamental que este gobierno asuma este reto y apoye el fortalecimiento de la gobernanza de los pueblos indígenas como principio en la protección del bioma amazónico. La paz social es paz ambiental y en la salvaguarda de los pueblos indígenas está la esperanza.
Por: Francisco von Hildebrand – Director de la Fundación Gaia Amazonas