FOTOGRAFÍA: Juan Gabriel Soler
* La Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica y la Alianza NorAmazónica, ANA, presentan recomendaciones para garantizar los derechos de los pueblos indígenas, las comunidades locales, y recuperar y mantener la conexión estructural y funcional del bosque amazónico.
* Ambas organizaciones coinciden en la necesidad de que se reconozcan los Territorios Indígenas y los importantes resultados que su gobernanza ha demostrado en materia de protección y cuidado de la biodiversidad; además de que los gobiernos del mundo se comprometan con una meta específica para la Amazonía.
Junio de 2022-. Esta semana inicia en Nairobi, Kenia, una nueva ronda de negociaciones sobre el Marco Global de Biodiversidad post-2020, MDB. Acuerdo que tiene como gran desafío poner fin a la pérdida de biodiversidad sin precedentes que enfrenta el planeta en la próxima década. Para lograrlo, la protección efectiva de ecosistemas bioculturales estratégicos, como la Amazonía, y la salvaguarda de su conectividad ecosistémica y sociocultural, debe ser uno de los objetivos centrales, no solo para los habitantes y gobiernos de la región, sino para todo el mundo.
“Esta perspectiva de conectividad ecosistémica y sociocultural se basa en la urgencia en reconocer el vínculo entre biodiversidad, cambio climático y derechos de los pueblos indígenas. Es hora de que los Territorios Indígenas sean reconocidos como modelos de conservación, basados en sus sistemas de conocimiento y manejo, pues contribuyen tanto al mantenimiento de la biodiversidad como a la reducción de emisiones”, asegura Carolina Herrera, coordinadora de la Alianza NorAmazónica. El llamado de ambas organizaciones se sustenta en la Amazonía como una región decisiva para la protección de la biodiversidad en el planeta y, por ende, para el cumplimiento de estas metas. No solo es el bosque tropical, más extenso y biodiverso del mundo, hogar del 10% de las especies conocidas globalmente; también almacena el 20% del agua dulce del planeta, y gracias a sus más de 400.000 millones de árboles es reconocida como un gran sumidero de carbono y una gran “bomba biótica” o de agua que contribuye con la regulación del clima global.
Como lo explica Gregorio Díaz Mirabal, Coordinador de COICA y perteneciente a la etnia amazónica Wakuenai Curripaco, “la evidencia científica también lo demuestra: los pueblos indígenas han sido los mejores custodios de la diversidad biológica en los territorios ancestrales, y esto debe reflejarse en un marco global de metas sólido y diverso que asegure y reconozca efectivamente el papel y el derecho que tienen los pueblos indígenas en la gestión de su territorio”.
Por esto, ANA y COICA recomiendan fortalecer la aplicación del enfoque de derechos, de manera que se reconozca el rol fundamental de los pueblos indígenas para el ordenamiento y manejo de sus territorios, se promuevan y protejan sus derechos a la autonomía, libre determinación y derechos territoriales, y se garantice su participación efectiva en todas las fases: negociación, implementación y seguimiento para que las cualidades que hacen de esta, una región con importancia global, se mantengan.
Las organizaciones coinciden, además, en que los gobiernos de los países amazónicos deben comprometerse con metas específicas y pertinentes para la Amazonía, pues la Meta 30×30 (meta 3 en el actual borrador del MDB) no es ambiciosa para la región considerando que el 47,2% de la Amazonía ya se encuentra bajo alguna figura de protección. Al respecto, la COICA propuso la meta de 80X25 -aprobada en septiembre por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)-, a la cual se unieron 30 países y 288 organizaciones de la sociedad civil para proteger el 80% de la Amazonía al 2025; garantizar la integridad de esta región; detener la deforestación, el cambio de uso de suelo, y prevenir el punto de no retorno.
Desde la perspectiva amazónica, la tarea más urgente del próximo acuerdo global de biodiversidad será reconocer el papel de los pueblos indígenas como actores claves y efectivos para mantener el bosque en pie y salvaguardar la diversidad biológica y cultural, pues actualmente no hay una comprensión clara de su papel en el cumplimiento de las metas de conservación.
Esto podría verse explícitamente con la inclusión de los territorios indígenas como una tercera categoría en las metas espaciales para que estos sean reconocidos como unidades de manejo que contribuyen al cumplimiento de las metas y a la protección de la biodiversidad. Así, una meta regional amazónica debería contemplar la demarcación de los Territorios Indígenas amazónicos como una medida de urgencia y especial para el cumplimiento, a largo plazo, del Convenio de Diversidad Biológica.
En este contexto, reconocer conocimientos y prácticas ancestrales de manejo y uso implementadas por pueblos indígenas del territorio amazónico, como lo son aquellas implementadas en los Sistemas Alimentarios Indígenas que protegen y restauran la biodiversidad -y que hacen parte central parte del acervo cultural de conocimiento y manejo propio de los pueblos indígenas- confirmaría los importantes aportes de los territorios indígenas a la protección de la biodiversidad y regulación del clima global. Por esta razón, resulta importante proteger, reconocer y ofrecer garantías para la pervivencia de estos sistemas de conocimiento indígena amazónicos.
Durante la recta final de las negociaciones, ANA y COICA se mantendrán en esta alianza y generarán mensajes conjuntos que, esperan, informen y cualifiquen la mirada del MDB hacia la Amazonía.
Para mayor información y agendar entrevistas, por favor contactar a:
Mariana Gómez Soto
Líder de Incidencia regional Fundación Gaia Amazonas
mgomez@gaiaamazonas.org
Jarol Rincón Ipuchima Coordinador Cambio Climático y Biodiversidad Coordinadora de los Pueblos Indígenas de la Cuenca Amazónica – COICA
cambioclimatico@coicamazonia.org