La maloca: el mundo de la casa grande

En su tesis doctoral, Cosmologie et mythologie Tanimuka, Amazonie colombienne, el fundador de Gaia Amazonas, Martin von Hildebrand explica que en la parte más alta de la maloca hay un espacio formado por cuatro vigas centrales, área que representa el mundo del saber o del conocimiento, esta es el área central, es el centro del universo y un espacio reservado para la reflexión masculina (1). El segundo espacio une las dos vigas menores o pilares y es considerado el mundo de la música (2). El espacio entre las vigas menores y el borde exterior representa el mundo de los buitres(3). Allí, también hay un área reservada para los rituales y bailes y, a pesar de que también se destina a actividades cotidianas de hombres y mujeres, es un espacio masculino. Entre las vigas menores y el borde exterior hay un espacio reservado para la transición masculino-femenina representada en alianzas, es decir, en el matrimonio de los hombres con mujeres de otras malocas, de otros grupos étnicos. Tradicionalmente, las familias nucleares se distribuían en este espacio y allí comían, dormían, y cuando morían eran enterrados debajo del lugar donde una vez solían colgar sus hamacas. En la parte de afuera, alrededor de Maloca, se ubican las chagras manejadas sobre todo por las mujeres, y luego se extiende la selva, la cual permanece bajo la protección de los diversos guardianes espirituales (4).

Fig1. Proyección del cosmos en la maloca. Tesis doctoral de Martín von Hildebrand.

 

La estructura y diseño de la maloca varía dependiendo de la comunidad. En el caso de algunas comunidades del Pirá Paraná y del Apaporis la construcción de la maloca sigue siendo custodiada por el sabedor y mantiene su planta rectangular, mientras que en otras comunidades su estructura es circular. Los métodos de construcción de la maloca tienen un origen en las leyendas y mitos narrados dentro de las comunidades, pues según estos, fueron los dioses quienes transmitieron esos conocimientos a los primeros hombres. Es por esta razón que cada maloca es una revivificación o interpretación de dichas narraciones.

Las malocas también son una herramienta para medir el tiempo, como lo explica Martín, existe una profunda relación entre el tiempo, el espacio, las actividades cotidianas y el cosmos. Sobre la “cúpula” de la maloca se ubican dos aberturas triangulares: una mirando al oriente y la otra enfrentada mirando al occidente, cuya función es la de reloj solar. Cada mañana, el sol ilumina la mitad de la parte superior de la maloca y a medida que atardece, los rayos del sol descienden e iluminan el banco del dueño, así como las cuatro vigas principales. Cuando el sol se posa en lo más alto, al medio día, entre los mundos de la música y el saber, la maloca se oscurece. Pero apenas empieza a caer la tarde, la luz reaparece iluminando el lado oriental. Estas construcciones también funcionan como un calendario solar que guía a las comunidades sobre las épocas ideales de cada año para realizar ciertas actividades como el cultivo o los rituales. Así y debido a los movimientos de nuestro planeta, el sol cambia su ángulo con referencia al ecuador 23.5 grados hacia el norte en el mes de junio, y 23.5 grados hacia el sur en diciembre. Es decir, en marzo y en septiembre, el sol se posa sobre el Ecuador y este es el tiempo del equinoccio y el sol se mueve desde el asiento del dueño en el oeste y cruza el centro de la Maloca hasta llegar a la entrada en el lado oriental.

Fig2. La maloca como Calendario Solar. Tesis doctoral de Martín von Hildebrand.

 

Para los indígenas de la Amazonía colombiana la maloca es una morada en el sentido más amplio de la palabra, es un templo, un modelo del cosmos, una expresión física del conocimiento para permitir que la comunidad viva en armonía con la naturaleza. Para ellos, la responsabilidad cósmica de la humanidad es cuidar del mundo y asegurarse de que este no se deteriore, por lo que la maloca es una herramienta primordial en el desarrollo de esta tarea.

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